30 Sep
30Sep


Alguien dijo una vez que, cuando viajas, lo haces 3 veces: Al fantasear con ese viaje deseado, al realizarlo y al recordarlo.

Efectivamente, lo emocionante de la vida es precisamente saber disfrutar y saborear cada instante: Antes de partir, durante el viaje y al regreso del mismo.

Soñar con los ojos abiertos no es sólo lícito, sino que debería ser prácticamente obligado para los que deseamos algo más que sobrevivir o pasar por esta vida como meros espectadores.

Soñar implica tener una ilusión, una meta a perseguir que nos permitirá atravesar senderos, andar caminos, saborear paisajes y matices, conocer, aprender, evolucionar, sentir, emocionarnos…

Soñar nos llevará a ser más conscientes de nuestro propio yo, de nuestras inquietudes, de nuestros deseos y de nuestros puntos fuertes, pero también de nuestras limitaciones. Nos enseñará que perseguir una meta es casi más emocionante y más productivo que el hecho mismo de alcanzarla porque, finalmente, quizá acabemos incluso logrando un objetivo distinto al que nos propusimos originalmente, al dejarnos llevar por nuestros pies y nuestro instinto, sabedores de que lo importante es el camino.

Como viajeros / perseguidores de sueños / conquistadores de metas, no sobrevolaremos terrenos pantanosos creyéndonos súper héroes, no se trata de intentar alcanzar imposibles, ni de vivir fuera de la realidad, sino de adentrarnos en el camino con la idea clara de que nos vamos a encontrar cuestas empinadas difíciles de subir, sendas por las que nos será imposible caminar, acantilados que nos harán retroceder sobre nuestros pasos, obstáculos que bordear o saltar, pero sabremos también que todo eso simplemente forma parte del todo, y como tal, lo viviremos aprendiendo de todo ello, sin dejar atrás la emoción, sin decaer, sin dejar de disfrutar de todo lo demás que nos vamos a ir encontrando conforme vayamos avanzando: Un sinfín de emociones y experiencias positivas, que nos iluminarán el alma, nos alimentarán el espíritu y nos empujarán a continuar descubriendo todo lo que el mundo y la vida tienen para nosotros.

Por eso, yo apuesto por soñar, por viajar, por recordar… por vivir el viaje…


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